miércoles, 7 de octubre de 2020

El juego y la imaginación como escenario natural de aprendizaje

 

Hay algo más importante que la lógica: la imaginación “Alfred Hitchcok”

El desaparecido genio del cine negro Alfred Hitchcok, tenía muy claro como trasladar sensaciones, emociones e ideas a través de los viejos televisores y pantallas de cine, donde la calidad de su trabajo y la apabullante sensación de suspense y terror que era capaz de generar en aquella época suplía con creces las maravillosas imágenes actuales de nuestros monitores en 8K ultra HD. El origen de este hecho era la potente imaginación de este gran director de cine londinense, la cual había cultivado y orientado durante toda su vida, siendo una analogía perfecta para justificar la inmersión de los juegos de rol en el ámbito educativo, pero esta vez sin terror, sino disfrutando de una inmersión puntual en distintos roles enfocados directamente al aprendizaje a través de prácticas y experiencias dentro del aula y el hogar.

Dragones y Mazmorras 1983 (Dungeon and Dragons)

Los que ya no somos tan niños, aún tenemos en nuestra mente una serie animada de 1983, donde un grupo de jóvenes que disfrutaban de su estancia dentro de un parque de atracciones eran trasladados mágicamente al mundo de “Dragones y Mazmorras” (Dungeon and Dragons), y allí adquirían cada uno la identidad de un personaje imprescindible en la lucha contra el mal personalizado en un ente diabólico llamado Venger. Ahora eran el arquero, el hechicero, el vikingo, la acróbata, la ladrona y el caballero, y todos actuaría según sus nuevas habilidades y características bajo el consejo del “Amo del calabozo”, haciendo el papel de maestro. Esto representa la idea base de lo que es un juego de rol, y extrapolado al ámbito educativo, ofrece grandes ventajas tanto en el espectro de enseñanza-aprendizaje como en la gestión de emociones y toma de decisión, mostrándose como una herramienta de aprendizaje completa, innovadora y atractiva.

Esta metodología entra dentro de la gamificación, donde a través de una aventura previamente creada por el docente, podemos adentrar al alumnado en cualquier tiempo, contexto, hecho histórico, situación ficticia a través de personajes reales o históricos, donde los jugadores (alumnado) asumirán el rol de dichos personajes y deberán tomar decisiones y realizar acciones dentro de la aventura teniendo en cuenta el contexto, las características del personaje y el objetivo que se pretende conseguir, usando los recursos disponibles dentro del contexto que ofrece el juego.


Experiencia de rol en un centro educativo 
del Ciclo de Primaria en Málaga.


Partiendo de esta base, se abre un inmenso abanico de opciones para poder trabajar sobre cualquier tema o materia, ya sea matemáticas y lógica usando los dados en cada tirada, escritura, caligrafía, comprensión lectora, expresión, diálogo y entendimiento entre los distintos miembros que conforman el grupo de jugadores, habilidades sociales, empatía, estrategia y una infinidad más de elementos a entrenar desde esta metodología. Por si fuera poco, se ofrece como una estupenda forma de detectar indicios de carencias y talentos mediante la observación de los participantes, sin que esto represente un mal trago, sobre todo con chicos y chicas socioculturalmente deprimidos por distintas circunstancias.

Este tipo de metodología ha sido para concienciar sobre problemas medioambientales y el uso de energías renovables como se aprecia en Hernández Carbonell, J. (2010), en su tesis Cambio de actitudes y valores ante la energía tras el uso de un juego de rol, introduciendo a los alumnos en una simulación donde varios alumnos y alumnas asumen el rol de distintos representantes políticos pertenecientes a varias localidades de una isla que desea conseguir la autosuficiencia energética. El resultado de este trabajo es sorprendente en muchos aspectos, tanto a nivel de concienciación del alumnado como en la clarificación de lo que significa las energías renovables, el por qué usarlas y cómo gestionar su uso. Otro ejemplo de lo que aportan los juegos de rol a la educación se aprecia en González-Moreno (2015) en su artículo de investigación Formación de la función simbólica por medio del juego temático de roles sociales en niños preescolares, desarrollando la idea de que al posibilitar la intervención de las emociones y la fantasía dentro de los roles que se adquieren dentro de un juego de rol, se da rienda suelta a la iniciativa para atajar los distintos problemas que puedan surgir por parte de los más jóvenes.

Múltiples tipos de dados usados en los juegos de rol.

Estos artículos y muchos más están disponibles el blog “Las semillas de cao cao”, el cual recomiendo encarecidamente visitarlo, aún más si se es amante de la educación, de metodologías y didácticas alternativas, y como no, de los juegos de rol. Se puede visitar dicho blog y el perfil de su creador Sirio Sesenra en el siguiente enlace, el cual me ha facilitado información para poder realizar esta entrada: https://semillasdecaocao.blogspot.com/.

No me gustaría terminar sin poner de manifiesto la necesidad de girar el enfoque educativo hacia la gestión emocional y la imaginación, porque estos dos pilares siempre han sido y serán el caldo de cultivo de las ideas y propuestas que nos han hecho evolucionar y trascender como personas, salvándonos la vida en muchas ocasiones. Por este motivo, sesgar estos dos elementos dentro del campo educacional puede representar una condena a muerte para nuestra sociedad, y como no, para nuestra especie. Los avances en cualquier ámbito carecen de sentido si perdemos estas dos condiciones, emoción y fantasía para poder soñar, crear y ayudar.

Por último dejo esta entrevista a Natxo Maté, un profesor de Ciencias Sociales en secundaria y Bachillerato, realizada por Sirio Sensera sobre los juegos de rol como herramienta docente:  




jueves, 1 de octubre de 2020

Una reflexión necesaria

 

El horizonte sigue ahí

Aunque parecía en el inicio del desconfinamiento que la vida dentro de nuestra sociedad empezaba a cambiar hacia una tonalidad más viva, nada más lejos de la realidad, la segunda ola de la pandemia nos está golpeando indiscriminadamente, y esta vez vemos no nos ha pillado desprevenidos, sino que vemos como se acerca el impacto a nuestra cara, y doliéndonos tanto en la realidad como en nuestra mente. El sistema que mantenía nuestra integridad social comienza a hacer aguas a través de las numerosas brechas sociales que se empiezan a multiplicar tanto en cantidad como en tamaño, y el pesimismo nos ha invadido casi de manera devastadora como si de un ejercito de orcos creados en la mismísima mente de Tolkien se tratara.

Ahora es momento de levantar la cabeza y erguir nuestros cuellos encorvados de prestar atención a nuestros smartphones y del peso del pesimismo colectivo, porque el horizonte sigue estando ahí, y la vida no descansa en su empeño por salir adelante. Se nos ha hecho olvidar el lado maravilloso del ser humano que ha creado increíbles obras de arte, conseguido hazañas de en sueño, levantado civilizaciones y sociedades escribiendo una historia que ocupa todo lo bueno y lo malo de nuestro ser, pero que es nuestra, y que somos la única especie conocida y real hasta ahora que ha logrado esto. No es el momento de competir y destriparnos como hacen las hordas de zombis en The Walking Dead por un trozo de carne de alguien que tienen sus días contados. Es hora de ser mejores personas, mejores en casa, en el trabajo, con el vecino, con el que vive en la calle, con la naturaleza y con el mundo. Es hora de darlo todo por todos porque nos necesitamos, y este partido no lo gana nadie sólo, porque en la vida real no existen “Messis ni Cristianos”. Que nuestro ejemplo no sea la lacra política de nuestro país que convierte el Parlamento en una asquerosa y cínica obra de teatro mientras su sistema social se acera al coma profundo.


Usemos el pensamiento crítico desde el sentido común y desprendámonos de nuestros egos ideológicos, porque nadie nace con esto último, y es una mochila demasiado pesada para un camino tan largo. Desde la Pedagogía, clamo al optimismo y a la felicidad siempre con los pies en la tierra, porque el hecho de poder ser feliz se lo debemos a nuestros jóvenes, a nuestros hijos e hijas, y la vigente actitud pesimista que se respira en el aire, los ciega a ellos también, sin que puedan contemplar el horizonte.